IMPERDIBLE VEA VIDEO gentileza Café Emilen

 

 

El menú de la semana está organizado en una  rutina  pegada con cinta sobre la heladera.  Al medio día más de 200 niños hasta 18 años visitarán el comedor del loteo hogar 35, sostenido con fondos de Naciones Unidas.  ¨La labor desempeñada es auditada  en forma periódica por el organismo.

 

La cocina está equipada y luce higiénica, las ollas de diferentes números apilan brillo;» todo está en su lugar». «Este trabajo lo hago con mucho amor, me sacó de una gran depresión, me siento útil y estoy al servicio de todos estos niños que a diario vienen al almuerzo¨,  cuenta el testimonio de Elena Diaz, la cocinera, una simple mujer que impregna paz pese a sus pesares.  Ella crió en soledad  a sus hijos, » este lugar me salvó de la pena» no deja de emocionarse al igual que las mujeres que la acompañan.

Las manos de Elena son gordas, pequeñas, cóncavas en el gesto de abrigo, dicen mucho de su cocina, son amenas, cálidas, joviales, valientes, espesas en el cariño. Guardan los dolores más graves y  la humedad de punzantes lágrimas  por «incomprensibles» ausencias. En sus manos, el otro rezo, alejado de los lujosos altares; e impregnado de cebo por la promesa al Santo de los desprotegidos. Sus manos son fuertes, salpican condimentos, convergen sus  puños como plomo  en la blanca masa, abrigan el  mate compañero de extensas charlas sabias, de esas que son raras en estos tiempos…

Su equipo está a sus órdenes y a sus concejos, son jóvenes muchachas que atentas ven en Ella, la experiencia y  la templanza. En la cocina de Elena se cuece la vida.