El Gobierno resolvió el jueves dividir en tres cuotas el aumento de la tarifa de gas previsto para abril y aplanar la factura para que los incrementos del invierno impacten un poco menos en la economía familiar.
El servicio residencial subirá 10% en abril, 9,1% en mayo y 7,5% en junio. Las subas, acumuladas, implican incremento total del 29%. Con ese escalonamiento, argumentan desde el Ejecutivo, las familias podrán estar en mejor situación para hacerle frente.
Pero a partir de los consumos de junio -es decir, con lo que se abona en julio- la factura llegará con un diferimiento de pago del 22% sobre el precio final. Este descuento regirá para los consumos de junio, julio, agosto y septiembre. Ese monto se pagará con las facturas correspondientes a diciembre, enero, febrero y marzo. Es decir, se abonará en 2020. Los intereses quedarán a cargo del Estado.
Además, las facturas dejarán de ser bimestrales y pasarán a ser mensuales a partir de junio (es decir, la que llegue a los hogares en julio).
Las facturas del invierno llegarán así con el ítem de «diferimiento estacional», en el que se indicará qué parte del consumo se pagará más adelante.