Pasaron las 3:00; José Mario Amaya fue asesinado. Su esposa Macarena Ramirez lo sostiene en medio del dolor y la turba. Famliares aseguran que sus últimas palabras fueron «Me mató ¿Qué será de mis hijos?

Madrugada de Domingo, culmina la reunión de familia «en lo de mi hermana» cuenta Paola Ramirez, hermara de la viuda. «Nosotras nos fuimos a dormir, los hombres quedaron conversando junto al Fiat Regata, aprovechando el fresco de la noche»; minutos más tarde todo terminaría en tragedia.

El asesino como la oscura noche invade la escena, pide un cigarrillo. Se le habría dicho «que se fuera», desde la ruta a José se lo provoca; Amaya salió a espantarlo, pero como salió volvió ensangrentado. «Cuando volvió del medio de la ruta, pensábamos que la sangre que tenía era de alguna trompada; nunca imaginamos que había sido una apuñalada, simplemente cayó»

José Amaya era muy buen vecino, un padre ejemplar. Minutos antes de quedarse en el Regata «acompañó a su hijo a la cama, lo despidió». Comienzan las especulaciones «Qué si él se hubiera quedado junto a su hijo; si todos nos hubiéramos quedado un poco más esa noche… esto no hubiera pasado»

En la villa el dolor se muestra con gestos, no hay radios ni parlantes encendidos, las puertas están cerradas, los niños no juegan en la calle y las mujeres caminan despacio y sin comentar nada. La casa de José está al cuidado, «su esposa no quiere volver, todo cambió desde aquella noche» Luego del sepelio la mujer tomó la decisión de irse con sus hijos a la casa de su madre. «Apenas pudimos limpiamos la sangre de la ruta, todo fue muy rápido, se lo mató se lo enterró no entendemos nada»

Allí está el Fiat Regata, un leve brisa hace que la puerta se abra lentamente, «seguro estuvo mal cerrada, quiero creer» dice la entrevistada. José amaba a sus hijos, estaba siempre al cuidado en distintas atenciones… En su página de facebook hay un culto a la familia y en sus últimas publicaciones de Dragon Ball; Gohan, hijo de Son Goku en brazos con una leyenda: » un hijo es el único ser que se ama, más que uno mismo».

Desde la ventanita, una sombra pequeña parece contemplar terrible escena en el medio de la oscura noche.